¿Sabías sobre el sistema de lectura rápida?

Muchas personas piensan que la velocidad de lectura y la comprensión ya vienen como valores de fábrica en cada uno. Nada más lejos de la realidad, puesto que se trata de una habilidad que puede entrenarse a través de los sistemas de lectura rápida.

Con algo de práctica y conocimiento de cómo hacerlo de la mejor forma, se puede duplicar o hasta triplicar la velocidad de lectura. En este artículo te contaremos todo lo que debes saber.

Cómo aplicar un sistema de lectura rápida

La habilidad como tal que incrementa la velocidad de lectura es a lo que llamamos “lectura rápida”. Cuando hablamos de un sistema de lectura rápida, hacemos referencia es a las distintas técnicas y métodos que existen para desarrollar y aplicar esta habilidad.

Existen numerosas aplicaciones que facilitan el proceso de mejorar tu capacidad de lectura. El enfoque principal no es la teoría ni la descripción de cómo hacerlo, sino más bien como una herramienta de apoyo. Con los conocimientos apropiados puedes entrenarte por tu cuenta, pero las aplicaciones sin duda ayudan.

Como ya hemos mencionado, hay diferentes técnicas para lograr una lectura rápida, pero estas comparten 2 puntos en común:

  • Se busca es leer conceptos o ideas, lo que el autor desea transmitir. No se lee palabra por palabra, ni sílaba por sílaba, sino que se usa la métrica de idea por idea.
  • La comprensión disminuye a medida que lees una mayor cantidad de palabras por minuto.

Por decirlo de alguna manera, estas son las bases de un sistema de lectura rápida. Cada técnica aborda estos puntos de alguna forma distinta, y ahí es donde está la variación entre ellas.

Técnicas de lectura rápida

Aplicando estas técnicas, no tardarás en desarrollar tu propio sistema de lectura rápida. Lo importante aquí es no casarse con una sola, sino intentar aplicar varias de ellas para extraer lo mejor de cada una.

Usar un apuntador

Esta es la forma más antigua para mejorar la velocidad de lectura. De hecho, puede que la conozcas, puesto que a muchos niños se les enseña cuando están aprendiendo a leer. Aunque ya sepamos leer, señalar puede ayudar a mejorar la concentración y la velocidad en general.

Es muy sencillo, solo debemos ir señalando con el dedo las líneas que vayamos leyendo. Puede parecer algo estúpido, pero funciona de maravilla. El cerebro se concentra mucho mejor en lo que tratas de prestarle atención cuando se lo señalas de forma directa.

Aumentar el ritmo y la velocidad es tan fácil como mover el dedo más rápido. Claro que al principio perderás algo de información; sin embargo, mientras sigas utilizando este método cada vez retendrás más.

El método de seguimiento

Este sistema de lectura rápida es similar al anterior, con la diferencia de que en lugar del dedo usamos un objeto delgado y puntiagudo. Lo más común es un lápiz o bolígrafo, pero cualquier cosa que mantenga esa forma servirá.

La idea es hacer como que subrayas cada línea que vas leyendo. Claro que si empleas un bolígrafo puedes subrayar de verdad, no obstante ya eso es decisión tuya. El objetivo es no durar más de 1 segundo por cada línea, y con cada página incrementar la velocidad.

De igual forma que el anterior, al principio se sacrifica mucha comprensión, pero los resultados luego de practicarlo valen la pena.

Escanear la imagen

Uno de las técnicas más difíciles de aplicar correctamente, puesto que trabaja con la visión periférica. La idea es escanear lo que sea que estemos leyendo, es decir, pasar la vista de arriba hacia abajo a través del centro.

No seremos capaces de leer cada palabra, pero tendremos una idea de lo que trata el texto. Es como dibujar en nuestra imaginación un mapa mental, utilizando los puntos y palabras que captamos mientras estamos escaneando.

Este sistema de lectura rápida es perfecto si queremos una especie de resumen de lo que trata un texto. Por otra parte, si estamos estudiando a profundidad un tema, no resulta óptima, ya que el nivel de comprensión es relativamente bajo.

Una sinergia perfecta entre varios métodos sería escanear una página para saber si tiene algo que nos interese. De ser así, usamos alguno de los otros para concentrarnos en esa parte de la información.

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Eliminar la sub vocalización

La mayor limitación de la cual sufrimos todos y es lo que impide leer a una velocidad mayor es la sub vocalización. Cuando de niños se aprende a leer, es común que se les enseñe en voz alta, pronunciado todo lo que leen. Quizás de ahí es donde provenga este hábito, con la diferencia de que este se realiza mentalmente.

En la sub vocalización “pronunciamos” en nuestra cabeza cada letra, silaba y palabra que leemos. Esto limita la velocidad de lectura a la misma con la que podemos hablar. El problema está en que el cerebro es mucho más rápido que la lengua.

Es decir, la comprensión del cerebro humano es superior a la velocidad con la cual podemos articular palabras. Cuando sub vocalizamos, estamos obligando al cerebro a ir a la par de la boca, lo cual reduce en gran medida su eficiencia.

Como todo sistema de lectura rápida bien aplicado, hay que practicar, practicar y practicar para lograr dejar de hacer esto. La constancia y la dedicación son el secreto para mejorar.

Ser capaz de leer más rápido viene con un precio

Los sistemas de lectura rápida no deben usarse como algo permanente. Sí, a final de cuentas, estos te ayudarán a procesar una mayor cantidad de información, pero tienen sus puntos negativos. El principal de ellos es la comprensión, área en la cual se sacrifica bastante.

Una persona promedio lee entre 200 y 300 palabras por minuto. Aplicando la lectura rápida, este número puede llegar incluso a los mil. Ahora la pregunta es: ¿de qué sirve leer tanto si no estás entendiendo nada de lo que lees? Como es común escuchar, cantidad no significa calidad.

A pesar de que es cuestión de práctica, cualquier sistema de lectura rápida sacrifica comprensión lectora. Mientras más lo apliques, serás capaz de leer más rápido y procesar toda la información, pero eventualmente llegarás a un límite.

Habrá un momento donde leerás tan rápido que tu cerebro será físicamente incapaz de procesarlo. Ahí lo que entra en juego es la importancia que requiere la lectura que realizas. ¿Estás estudiando? Entonces no vale la pena dejar pasar información a cambio de leer más rápido.

No te quedes solo con una estrategia

No importa si eres estudiante o un amante de los libros, para ser más eficiente no está de más utilizar diferentes tácticas. Infórmate un poco de cada una de ellas y trata de aplicarla poco a poco cada vez que puedas. Mientras investigues más sobre estos temas tendrás la oportunidad perfecta de poner en práctica lo que vayas aprendiendo.